sábado, 18 de junio de 2011

No es una despedida


Recuerdo el primer día del Movimiento. De forma espontánea la gente se paraba en la plaza, se gritaban consignas en contra del sistema, otros se conocían para organizar el movimiento en Zamora, y todos con un subidón de adrenalina porque habíamos conseguido despertar y tomar la calle.
Empezaron a traer sus tiendas, a organizarse, a hacer de esa inhóspita plaza, un lugar donde poder relacionarse, donde poder soñar, donde debatir y aprender.

A través de asambleas hemos ido izando velas, pues empezamos sin saber muy bien qué hacer, y día a día, noche tras noche, hemos ido construyendo un proyecto común que está abierto a cualquier propuesta. Es cierto que aún nos queda mucho por hacer, pero los grandes movimientos han empezado siempre por cosas pequeñas.

Sabemos lo qué somos (un movimiento pacífico), sabemos lo que queremos y lo más importante sabemos lo que NO queremos (el sistema actual).

Las últimas semanas los medios de comunicación y los políticos han querido ensuciar nuestra imagen, también ellos tienen miedo porque no somos ni dos ni tres, somos muchos indignados en el mundo exigiendo nuestros derechos.

Sólo decir, que nadie a pesar de estas falacias decaiga en esta lucha, pues no es sólo la lucha de jóvenes, parados, jubilados, autónomos, funcionarios… sino también de muchos que se quedaron en el camino, aquellos que no tuvieron la oportunidad de luchar y que aún nos esperan desde las cunetas y  rincones olvidados.

Mañana se levanta la acampada.
Un capítulo termina, otro comienza. Ahora más organizados, seguiremos con las asambleas, con los grupos de trabajo, con las acciones.
Navegamos a contracorriente, sí, pero somos muchos los que buscamos el bienestar social, y nada ni nadie tiene los medios para frenar una masa indignada.

Me despido también de algunos compañeros que nos dejan, que ya forman parte de nosotros, que en tan sólo unos días nos hemos conocido, hemos conversado acerca de la situación, de la política, de la vida… Esto es la grandeza de este Movimiento.



Un sabor eterno se nos ha prometido, y el alma lo recuerda… Democracia!

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