La vocación se quedó
en las nubes,
como los sueños infantiles,
ilusiones juveniles,
y fantasías escondidas.
Sus sombras anidaron
en mi alma,
y revolotean, ahora
entre mis pensamientos.
Como la fruta tardía
que madura,
y se marchita
bajo el henchido sol
de septiembre.
Vocaciones perdidas,
que ahora con arrugas recuerdo
como pequeñas uvas,
no elegidas
del gran racimo de la vida.
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