domingo, 2 de enero de 2011

Soledad

Se levantó en mitad de la noche.

En medio de la oscuridad, sólo se escuchaba su respiración. Fue en ese momento, cuando se dió cuenta de que estaba sola, llevaba sola mucho tiempo, pero no se había parado a pensar que cuando pronunciaba su nombre, solo el eco de la oscuridad se lo devolvía.
Llevaba mucho tiempo durmiendo o vagando por las sombras de la oscuridad, sin percatarse de que su alma la había abandonado. Ya no era una persona con sentimientos, era un vacío en medio de una casa desierta.
Un cuerpo muerto, que se alimentaba de la soledad, como una gran bola de nieve.
Ya no habla, ya no escucha, solo espera al lado de la ventana, con los ojos perdidos en el horizonte, esperando que ese hombre que le ha robado todo vuelva a devolverle las ganas de amar y sentir, como la primera vez en aquella plaza desconocida a medianoche, donde ambos se encontraron, y sus almas se unieron, sin remedio, para siempre.

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