Escribo para no desaparecer. Para ser eterno, inútilmente eterno.
Como un intento de huir de la realidad, busco en el papel aquello que me falta, lo que anhelo. Voy desentramando mi mente.
Escribo una frase-no me gusta-la borro, cambio adjetivos, busco palabras que canten en el oído.
Delante de mí, el papel, la sencillez, la belleza de la hoja en blanco, esperando ser tatuada con cientos de letras, con cientos de emociones.
Si no escribiera, moriría inundado en mis sentimientos, miles de historias se agolparían en mi mente hasta hacerme enloquecer.
Escribir es lo que me hace humano, tener esa debilidad hacia la letra, mirar la vida a través del papel, esperando siempre esa frase perfecta, esa historia perfecta, y siempre lo que salen son frases imperfectas, historias imperfectas. Cuan reflejo de mi existencia, la imperfección toma la palabra como principal protagonista.
Quizá, simplemente, el hecho de escribir, hace que siga vivo.