lunes, 31 de enero de 2011

Destino

Como cada noche, el solitario destino pasea por las desiertas calles. Se detiene en cada esquina, en cada farola que refleja su sombra.
Su casa vacía y fría le espera dándole la bienvenida con un largo silencio. Se pone un largo wisky, y lo toma como de costumbre en la ventana, mirando la vida pasar, preguntándose qué le deparara el futuro.

viernes, 21 de enero de 2011

COMPONIENDO

El cenicero repleto de colillas humeantes sobre la mesita de noche.
El olor del tabaco inunda la casa, el pequeño refugio del compositor.
La cama del cuarto está desecha, revuelta, de resaca.
Sobre el escritorio cientos de partituras en blanco y negro.
El compositor ha salido a la terraza, esa con vistas a la luna. Se ha sentado en el suelo helado, a liarse una inspiración, esa que le ayuda a sacar las últimas letras y le ayuda a dormir.
Las primeras caladas son efímeras, suaves, y el humo va adormeciendo a la luna.
El compositor habla con ella y juega con sus musas. Melpépone le canta en su oído, Terpsícore baila para él, Erato y Polimnia le deleitan con su amor.

Va pasando la noche y la música sigue sin aparecer. Tirado en la cama, ve aparecer las primeras luces del alba. Piensa en su vida, esa vida que ha ido descomponiendo, también su vida está en blanco y negro.

jueves, 6 de enero de 2011

Eterno o no

Escribo para no desaparecer. Para ser eterno, inútilmente eterno.
Como un intento de huir de la realidad, busco en el papel aquello que me falta, lo que anhelo. Voy desentramando mi mente.
 Escribo una frase-no me gusta-la borro, cambio adjetivos, busco palabras que canten en el oído.

Delante de mí, el papel, la sencillez, la belleza de la hoja en blanco, esperando ser tatuada con cientos de letras, con cientos de emociones.

Si no escribiera, moriría inundado en mis sentimientos, miles de historias se agolparían en mi mente hasta hacerme enloquecer.

Escribir es lo que me hace humano, tener esa debilidad hacia la letra, mirar la vida a través del papel, esperando siempre esa frase perfecta, esa historia perfecta, y siempre lo que salen son frases imperfectas, historias imperfectas. Cuan reflejo de mi existencia, la imperfección toma la palabra como principal protagonista.

Quizá, simplemente, el hecho de escribir, hace que siga vivo.

domingo, 2 de enero de 2011

Soledad

Se levantó en mitad de la noche.

En medio de la oscuridad, sólo se escuchaba su respiración. Fue en ese momento, cuando se dió cuenta de que estaba sola, llevaba sola mucho tiempo, pero no se había parado a pensar que cuando pronunciaba su nombre, solo el eco de la oscuridad se lo devolvía.
Llevaba mucho tiempo durmiendo o vagando por las sombras de la oscuridad, sin percatarse de que su alma la había abandonado. Ya no era una persona con sentimientos, era un vacío en medio de una casa desierta.
Un cuerpo muerto, que se alimentaba de la soledad, como una gran bola de nieve.
Ya no habla, ya no escucha, solo espera al lado de la ventana, con los ojos perdidos en el horizonte, esperando que ese hombre que le ha robado todo vuelva a devolverle las ganas de amar y sentir, como la primera vez en aquella plaza desconocida a medianoche, donde ambos se encontraron, y sus almas se unieron, sin remedio, para siempre.

Vocación

La vocación se quedó
en las nubes,
como los sueños infantiles,
ilusiones juveniles,
y fantasías escondidas.

Sus sombras anidaron
en mi alma,
y revolotean, ahora
entre mis pensamientos.

Como la fruta tardía
que madura,
y se marchita
bajo el henchido sol
de septiembre.

Vocaciones perdidas,
que ahora con arrugas recuerdo
como pequeñas uvas,
no elegidas
 del gran racimo de la vida.