mmm…
Septiembre, mes que se me antoja evocador, cada vez que lo pronuncio su sabor a chocolate permanece en mi paladar largo tiempo.
Septiembre es uno de mis meses favoritos. Las calles que durante el verano han permanecido calladas, se convierten en bulliciosas arterias de nuevo.
La luz de los días cambia, el sol se torna más dorado que nunca haciendo madurar los pocos frutos que aún penden de los árboles, de esos mismos árboles mudarán sus hojas dejándonos una alfombra marrón tendida en las aceras.
Septiembre huele a libros nuevos, a reencuentros con los compañeros del colegio o del trabajo, tan añorados a veces en los meses de hastío. A padres forrando libros que acabarán destrozados a final de curso.
Septiembre es un mes renovador, nuevos colores, tendencias, pelo, ropa, zapatos, lecturas… Guardamos bikinis y camisetas coloristas para teñir el armario en tonos del otoño: grises, marrones, negros…
Septiembre es un mes ordenado, en el que estrenamos agendas en las que apuntaremos todas las actividades hechas y las que quedarán por hacer. Vuelven los horarios, madrugones y rutinas. Las mañanas frescas, los días más cortos, lluvias repentinas que pillan por sorpresa, quioscos llenos de nuevos fascículos de colecciones interminables, nuevos propósitos para el nuevo curso…
Septiembre es la parada donde volvemos a montarnos en el tren de las vidas que dejamos en el bochornoso agosto para tomar un respiro.
¿Qué sorpresas nos traerá Septiembre?
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